Según informó el medio turco ‘Daily Sabah’, el pasado 23 de abril, el jugador, de 32 años, llevó a su hijo al hospital debido a que presentaba tos seca y fiebre alta.
Los médicos pusieron en cuarentena al niño y al padre, debido a que estos síntomas son característicos del nuevo coronavirus, el cual ya deja más de 141.000 infectados y más de 3.900 muertes en Turquía.
El mismo día que se tuvieron que quedar en el hospital, Toktaş le reportó a los médicos que su hijo tenía dificultades para respirar. Por esta razón, el menor fue llevado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), en la que falleció menos de dos horas después.
Las autoridades dictaminaron que la muerte del niño se debió a dificultades respiratorias comunes en los pacientes con coronavirus y, por tanto, no había ninguna sospecha del crimen.
Sin embargo, 11 días después de la muerte del pequeño el jugador fue a una estación de policía local y admitió haber sido quien lo asesinó.
"Presioné una almohada sobre mi hijo, quien estaba acostado boca arriba. Durante 15 minutos presioné la almohada sin levantarla. Mi hijo estaba luchando durante ese tiempo. Después de que dejó de moverse, levanté la almohada. Luego grité a los médicos para evitar cualquier sospecha sobre mí", dice su declaración oficial.
El ‘Daily Sabah’ señaló que cuando se le preguntó sobre qué motivó la acción, Toktaş dijo que mató a su hijo porque simplemente "no lo amaba": "Nunca amé a mi hijo menor después de que él nació. No sé por qué no lo amé. La única razón por la que lo maté ese día es porque no me gustaba. No tengo ningún problema mental".
Después de confesar que sofocó a su hijo con una almohada cuando estaban solos en la habitación, Toktaş fue arrestado.
Ahora, será juzgado por "asesinar a un pariente cercano". Si lo declaran culpable, será castigado con cadena perpetua.
Las autoridades dictaminaron que el cuerpo del niño fuera exhumado para realizar la autopsia y establecer cuáles fueron las causas reales de su muerte.